domingo, 12 de noviembre de 2023

La exclusividad del cristianismo I

 Vivimos en un mundo tolerante. «La tolerancia es buena», se dice. La tolerancia antaño quería decir: "Ser paciente y cortés con aquel con quien no estamos de acuerdo". Hoy quiere decir: "Aceptar que todos los puntos de vista son igualmente verdaderos y correctos"

Les invito en esta ocasión, en la que me permiten la gentileza de su atención, a reflexionar por unos breves instantes en ese concepto tan de moda hoy día. Con mucha frecuencia, a los cristianos se nos tilda de intolerantes y exclusivistas, pues sostenemos inflexiblemente la posición de que Cristo es el único camino a Dios, el único medio de Salvación. Mi argumento es, que todas las religiones son exclusivistas en menor o mayor grado. Y no solo exclusivistas, sino intolerantes con otros credos. Veamos. 


  El budismo es exclusivista e intolerante. El budismo fue un movimiento originado en una reacción de Siddartha Gautama contra algunos elementos del Brahamanismo (Hinduísmo clásico). Específicamente contra el sistema de castas y la autoridad de "Los Vedas" (sus Escrituras Sagradas). Gautama no aceptaba (no toleraba) la autoridad de "Los Vedas" como escritos sagrados y la única autoridad en materia de guía en cuanto a la religión, así que forjó su propia filosofía para obtener la iluminación. 



  El Hinduismo clásico es exclusivista e intolerante. El hinduismo o brahamanismo es de credo panteísta (todo es dios). Esta cosmovisión excluye y no tolera aquella creencia que considera que este mundo es algo distinto de, y creado por, un Dios trascendente (Cristianismo). Tampoco tolera la creencia en la resurrección (el alma de los creyentes mora en un único cuerpo, y éste será vivificado después de la muerte), ya que es totalmente opuesta a la creencia en la reencarnación. Esta última dice que el "atman" (la parte inmaterial del hombre), se presenta en más de un cuerpo después de experimentar la muerte en cada vez, debido al karma. De ahí la palabra re-encarnar (volver en la carne). 

  El Islamismo es exclusivista e intolerante. Para que la lectura del Corán tenga efectos, deberá leerse en Arabe y no en alguna otra lengua. No en cualquier tipo de Arabe, sino en el clásico. De otra manera no se está leyendo “la palabra de Alá” y por tanto no se puede tener el conocimiento de la verdadera religión. Así pues, el Islam excluye otros idiomas y formas de leer su libro sagrado. Por otro lado, este credo excluye también a aquellos que creemos que Jesús es El Hijo de Dios en un sentido especial, ya que Alá no puede tener hijos. Los cristianos creemos que Jesús es El Mesías, Dios encarnado, pero para los musulmanes esta creencia es blasfema. Adicional a ello, todos sabemos las trágicas consecuencias de profesar una religión diferente a la islámica, pues recordamos la catástrofe del 11 de Septiembre. Aquel día en que Nueva York se tiñó de sangre como resultado de los crudos ataques a las torres del World Trade Center, perpetrados por fundamentalistas cuyo credo no tolera a la mentalidad estadounidense. Esta religión no acepta la creencia en la reencarnación, ni la pluralidad de dioses, ambas sostenidas por el Hinduismo clásico. 


  El ateísmo es exclusivista e intolerante. Esta visión del mundo no tolera creencia en divinidad alguna, ni credo basado en libro sagrado. Es decir, nos excluye no solo a los teístas cristianos, sino a todo aquél que sostenga la creencia en alguna revelación considerada “La palabra de Dios”. 

  El postmodernismo es exclusivista e intolerante. Para esta cosmovisión o filosofía (que no religión), toda persona tiene su "verdad". Y la verdad de cada individuo es igual de válida o "verdadera" que cualquier otra. No importa si esas verdades son completamente opuestas y contradictorias. Por ejemplo: según el postmodernismo, la filosofía atea (creencia en la no existencia de Dios) es igualmente "verdadera" que la creencia en el dios Alá del Islam, o la creencia en varios dioses como el Brahamanismo. ¿Le parece lógico? 

Ahora, el postmodernismo y aquellas filosofías que alardean de incluyentes y tolerantes, en realidad no lo son, ya que no toleran y por ende excluyen, a los exclusivistas como nosotros los cristianos, que creemos que Jesús es el único camino a la salvación. Así pues esta filosofía, como otras que comparten ese concepto de “tolerancia”, como la Nueva Era por ejemplo, en realidad se estrangula a sí misma al no tolerar nuestra visión exclusivista. De modo que hasta los “tolerantes” son intolerantes con nosotros los cristianos. ¿Qué le parece? 

 Estoy completamente convencido que si le preguntáramos a Zoroastro si estaría dispuesto a aceptar y tolerar el politeísmo Hindú, su respuesta sería una negativa -ya que él abogó por un monoteísmo incipiente-. Seguro estoy que si le preguntáramos a Buda si admitiría que Jesús es “La Luz del mundo” y el único camino a Dios, en primer término nos preguntaría: «¿Qué Dios?» (pues el budismo es técnicamente ateo) y en segundo lugar nos diría que es él, “El iluminado”, el que proporciona la iluminación, y no Jesús. No le recomendaría a usted en manera alguna decirle a un musulmán que su credo es igual de verdadero y válido que el del ateísta (que cree que no hay Dios, y no cree en libro sagrado alguno), ya que estaría despreciando a su dios Alá y a su libro sagrado, El Corán. 

 He leído algunos escritos muy interesantes de personas que se precian de ser incluyentes y tolerantes, y que sin embargo critican agriamente el cristianismo y la Biblia. Si fueran consecuentes con su propia filosofía, no tendrían por qué hacerlo ya que según su cosmovisión, el cristianismo sería verdadero también y no tendrían por qué creer que la Biblia no es La Palabra de Dios. Estoy convencido por lo antedicho que la postura posmoderna que presume de incluyente y tolerante, en realidad es imposible de vivirse en la práctica. Por cierto, la practicidad (la posibilidad de vivir lo que se predica), es una de las pruebas de que una filosofía o religión es posiblemente verdadera, y el posmodernismo no pasa esta prueba. Es irrazonable aceptar el concepto posmoderno de “tolerancia” si este significa que todas las creencias son igualmente verdaderas y válidas, ya que la gran mayoría de ellas se oponen en sus bases mismas. 

 Por otro lado, la verdad (en el sentido clásico del término) es exclusivista. Si yo digo «Llueve en este momento y lugar» y usted dice «No llueve en este momento y lugar», ambas observaciones no pueden ser ciertas al mismo tiempo. Una de las dos es verdad y la otra no. Lo es la que corresponde a la realidad. Si yo digo que Jesús es el único camino a Dios y usted dice que no, que sólo es uno de muchos caminos, ambas posiciones no pueden ser verdad al mismo tiempo. Sólo una puede ser verdad. Esta forma de razonar es uno de los fundamentos básicos de las leyes del pensamiento, la lógica, conocida comúnmente como la “Ley de no contradicción” -formulada por Aristóteles -. 

 Jesús dijo: «Yo soy el camino, la verdad y la vida…Nadie viene al Padre sino por mí.» (Juan 14:6). Por tanto, o Jesús es el único camino a Dios o no lo es. Ambas posturas no pueden ser ciertas a la vez. Espero en un próximo artículo demostrar por qué es razonable tomarle la palabra a Jesús. Bueno, si es que toleran que continúe escribiendo para esta columna “Agua Fresca para El Espíritu” y no me excluyen de ella por ser exclusivista.

PARA VER LA SEGUNDA PARTE DE ESTE ARTÍCULO, OPRIMA AQUÍ. "Creer es también pensar" Saludos.