domingo, 15 de marzo de 2009

El Mesías profetizado


Imagine una superficie tan grande como tres veces el estado de Chihuahua en la república mexicana. Imagine también que tiene una cantidad tan grande de monedas de $10 pesos, que pudiera cubrir esa superficie mencionada con una alfombra de tales monedas y con una altura de 62 centímetros. Seleccione una sola de esas monedas y píntela completamente de negro. Ahora escóndala en la alfombra. Invite a su mejor amigo, vende sus ojos y pídale que camine tanto como quiera a través de ese tapete de monedas, y que al primer intento encuentre la que está marcada de negro. ¿Qué probabilidades tendría de localizar en el primer intento la moneda en cuestión? ¿Apostaría usted su auto o su casa a que lo haría en el primer intento? ¿Apostaría su vida a que lo haría?


Las probabilidades de que su amigo localice la moneda mencionada, son iguales a las probabilidades que tendrían los profetas del Antiguo Testamento, de escribir sin intervención divina, 8 de 300 profecías que serían cumplidas en una sola persona. ¿Es posible que sin dirección divina los profetas hayan podido escribir esto? Matemáticamente hablando, las probabilidades son de 1 en 10 a la potencia 17 (un 1 seguido por 17 ceros). Sencillamente no es posible. A menos, claro, que haya una intervención sobrenatural. Ahora imagine la casualidad que debió darse para que las 300 profecías enunciadas en el Antiguo Testamento sobre el Cristo, se cumpliesen en una sola persona, Jesús. ¡Todavía más difícil de creer! Bien. Es esto precisamente lo que encontramos en la Biblia, acerca del Mesías profetizado.




(Oprima en las citas bíblicas para que pueda leerlas en línea)

Los profetas escribieron que el Mesías nacería de una virgen, y así sucedió (Isaías 7;14, compárese con Mateo 1;18-20). Los profetas escribieron que el Mesías sería rechazado por su propia familia, y así sucedió (Salmos 69;8 compárese con Marcos 3;21). Los profetas escribieron que el Mesías sería traicionado por un amigo que comió con él, y así sucedió (Salmos 41;9 compárese con Juan 13;21-26). Los profetas escribieron que el precio de la traición al Mesías sería de 30 piezas de plata, y así sucedió (Zacarías 11; 12 compárese con Mateo 26; 15). Los profetas escribieron que el Mesías sería objeto de burlas, y así sucedió (Salmos 22;6-8 compárese con Mateo 27;29-31). Los profetas escribieron que el Mesías moriría a través de una forma específica (la crucifixión), y así sucedió (Salmos 22;12-18 compárese con Lucas 23;33-34). Los profetas escribieron que ningún hueso del Mesías, a la hora de su muerte, sería quebrado y así sucedió (Salmos 34;20 compárese con Juan 19;31-33). Los profetas escribieron que el Mesías moriría junto a los pecadores y sería sepultado con los ricos, y así aconteció (Isaías 53;9 compárese con Mateo 27;38 y Mateo 27;57-60).

En el caso del Salmo 22, encontramos una sorprendente descripción tanto de los efectos físicos, como de la muerte del Mesías por el método de la crucifixión. Esta descripción fue redactada cientos de años antes de que los romanos utilizaran esta cruel forma de tortura y muerte. La crucifixión se empezó a practicar alrededor del 200 a.C. y se utilizó por primera vez en Judea en el año 63 a.C. Pero la muerte del Mesías por medio de este método, se anunció con detalle en dicho Salmo, el cual fue escrito por el rey David cerca del 1000 a.C.

Si todas estas profecías tuvieron un cumplimiento que pudo ser verificado en un momento histórico, ¿por qué no creer en las profecías que hablan acerca del propósito salvador de su muerte? ¿Por qué no creer en las profecías que nos hablan de su resurrección? Creo que las profecías cuyo cumplimiento ha podido ser verificado sin lugar a dudas, nos dan una base firme para creer en aquellas que hablan del propósito que tuvo la primera venida del Mesías, su muerte, su resurrección y en un futuro, su segunda venida. Los profetas escribieron que el Mesías moriría por los pecados del mundo, y considero que es razonable creerlo (Isaías 53; 5-6 compárese con 1 Pedro 2;24). Los profetas escribieron que el Mesías resucitaría, y considero que es razonable creerlo (Salmos 16;8-10 compárese con Hechos 2;25-32).





Si alguien objetara que los cientos de predicciones que tratan sobre el Mesías se escribieron después de su cumplimiento, debe considerar lo siguiente. Tenemos manuscritos que contienen tales vaticinios, que datan del siglo III antes del nacimiento de Cristo. La versión griega del Antiguo Testamento hebreo conocida como la Septuaginta, data precisamente de esa época. Los rollos del Mar Muerto, son otra serie de documentos que datan de antes de la era cristiana. Los eruditos fechan la escritura de estos importantes documentos en alrededor de 250 a 100 a.C. Ambos cuerpos literarios, la Septuaginta como los rollos del Mar Muerto, contienen las profecías aquí mencionadas sobre el Mesías, y ambos fueron redactados antes de su cumplimiento. Así, la objeción antes mencionada pierde su fuerza.


Si las profecías sobre la misión, enseñanza, muerte y resurrección del Mesías (que fueron todos efectuados para nuestra salvación) se cumplieron, estoy convencido que aquellas que tratan sobre su próxima venida y juicio sobre el mundo han de cumplirse. Por ello debemos prepararnos concienzudamente para esos eventos a través del arrepentimiento y la fe en el Cristo, ¿no lo cree usted?

Recuerden: Creer es también pensar.