sábado, 16 de marzo de 2013

Habemus Papam



El andrajoso monje se presentó ante el potentado eclesiástico (según nos cuenta el historiador Justo L. González). Venía el indigente a pedir autorización para crear una nueva orden de frailes mendicantes. El mitrado le dijo: -Vestido como estás, más pareces cerdo que ser humano. ¡Vete a vivir con tus hermanos!-. El anacoreta se retiró y pasó un tiempo en una pocilga, en obediencia a su superior quien era considerado sucesor del apóstol Pedro, de sobrenombre Inocencio, el que hasta hoy se ha considerado como el más poderoso Papa. El pequeño monje era Francisco de Asís, quien después de un tiempo regresó ante el Papa y le dijo: -Señor, he hecho lo que tú me mandaste. Ahora te ruego hagas lo que yo te pido-.

No deja de ser irónico a la luz de lo anterior, que Jorge Mario Bergoglio, sucesor de Inocencio, haya escogido para sí el sobrenombre de Francisco. En honor, precisamente al fraile de Asís. Pero más allá de estas curiosidades de la historia; de si es fan de tal o cual equipo de futbol, o de si podremos soportar a los argentinos en su "sencillez" ahora que tienen un Papa nacido en su país, sería interesante hacer un breve viaje por la historia. Un viaje que nos permita ver si él y todos sus predecesores, forman parte de la llamada sucesión apostólica que se remonta hasta el apóstol Pedro. Veamos: