lunes, 2 de marzo de 2009

¿Es esa una razón para ser ateo?




Hace algunos días, escuché en la radio una entrevista con Eduardo del Río “Rius”. Se trata del famoso escritor cuyos libros nos han hecho pensar y reír a través de los años. Me dispuse a escuchar con atención sus comentarios. Rius dijo: “Soy ateo. Me declaro ateo”, Continuó: “Cuando era pequeño, estuve nueve años internado en una comunidad religiosa. Sorprendentemente nos prohibían leer la Biblia. Cuando salí de ahí, pude por fin leer una. Me dije: ¡Ah caray! ¡Tenían razón!, La Biblia está llena de violencia, relaciones inmorales, guerras, etc.”

Los que hemos leído su libro “Manual del perfecto ateo”, conocemos esa y otras “evidencias” antirreligiosas. Pero, ¿son válidas para abrazar el ateísmo? Veamos.
Si usted abre el periódico de hoy, encontrará un sinnúmero de descripciones de violencia, robo, guerras, secuestros y muerte. ¿Hemos de rechazar al periódico como digno de crédito, por el hecho de retratar nuestra situación? Es obvio que lo que el rotativo hace, es una descripción de nuestra sociedad. De ninguna manera creemos que está recomendando ese tipo de conducta.

Es del todo necesario distinguir entre lo que la Biblia describe, y lo que la Biblia prescribe (ordena). Atención. La Escritura describe la condición de la humanidad, mas no la aprueba. Si algo recomiendan de manera enfática las escrituras judeo-cristianas, es una moral más elevada que la practicada en las culturas contemporáneas (Levítico 18;3). Por el contrario. Para mí, el hecho de que la Biblia describa la condición pecaminosa, inclusive de los “mejores” hombres de Dios, es prueba de su veracidad y de qué tan profundamente necesitados estamos de perdón, redención y transformación por parte de nuestro Creador (Salmo 51). Y esto, a través de Jesucristo. Es claro en La Escritura el hecho de que “todos hemos pecado” y “estamos lejos de la Gloria de Dios.” (Romanos 3;10 y 23).
Por otro lado consideremos cuáles han sido los frutos de la filosofía atea. El siglo XX, no necesitamos ir más lejos en la historia, es el que ha visto las mayores atrocidades jamás cometidas en nombre del ateísmo. Consideremos las “limpias” que hicieron Stalin y Mao. Por lo general se está de acuerdo en que el número de personas que ordenaron matar, fue de 110 millones en purgas, hambrunas y campos de concentración, en el esfuerzo de colectivización y su fracaso. En el intento más sistemático de la historia, por erradicar y destruir el cristianismo y la religión, en el cual naufragaron. La toma del poder por los comunistas en Camboya, resultó en la muerte de 2 a 3 millones de personas inocentes. No estoy diciendo que todos los que profesan el ateísmo se comportan de la misma manera. Estoy tratando de visualizar las consecuencias que a lo largo del último período de nuestra historia ha tenido la filosofía atea y su imposición.

No ignoro, ni niego tampoco, los errores de la “iglesia” como la inquisición, la caza de brujas, las cruzadas, etc. Y entrecomillo la palabra porque necesario es distinguir entre la “iglesia institucional” y La Iglesia Cristiana (a la que debemos el inicio de la ciencia moderna, la alfabetización de las masas, el establecimiento de hospitales y universidades, el capitalismo y la libre empresa, la exaltación de la mujer, una alta consideración de la vida humana, la civilización de muchas culturas bárbaras y primitivas, entre otras muchas cosas).
Todos hemos leído alguna vez cómo delincuentes disfrazados de policías han realizado atracos, violaciones y asesinatos. Lo mismo sucede hoy día con aquellos que se dicen cristianos y no son otra cosa que “lobos con vestido de oveja”. Los verdaderos cristianos, aquellos que viven de acuerdo al modelo neotestamentario, observan una conducta muy distinta y mucho mas cercana al Espíritu de Cristo (“bendice al que te maldice y ora por el que te persigue”).

Ahora bien, ¿de dónde sacan los ateos como Rius ese sentido de lo “incorrecto”, “injusto” e “inmoral”? ¿Cómo adquirieron esa idea de lo “justo” y de lo “injusto”? Un hombre no dice que una línea está torcida a menos que tenga una idea de lo que es una línea recta. Un hombre se siente mojado cuando cae al agua porque no es un ser acuático. Un pez no se sentiría mojado. Personas ateas como Rius, se sienten incómodas con el mal. ¿Por qué? El ateo percibe “lo malo” porque conoce “lo bueno”. Y ese sentido de “lo bueno” no puede provenir de la materia (que es el origen de todo cuanto existe, según la filosofía atea. A propósito, ¿de dónde viene la materia?). Ese sentido de “lo bueno” es puesto en su corazón por el legislador moral. Dios, su creador (Romanos 2;14-15). Después de considerar lo anterior, ¿le parecen aquellas, razones suficientes para ser ateo?



Recuerden: "Creer es también pensar"

Saludos.

miércoles, 11 de febrero de 2009

Cristianismo y ciencia


UN MITO MUY DIFUNDIDO
Una de las más populares ideas difundidas hoy día, es la de que ciencia y cristianismo son, no sólo incompatibles, sino antagónicos.

Además de la teoría de Darwin, que trataremos en otra ocasión, nos viene a la mente el conflicto Galileo versus la iglesia. Los historiadores nos dicen hoy que lo que se cree fuera un conflicto entre religión y ciencia, más bien fue una cuestión de orgullos ofendidos, un muy mal manejo de relaciones públicas por parte de Galileo y una compleja serie de situaciones políticas. Veamos:

sábado, 7 de febrero de 2009

No es difícil para Jehová


Bienvenidos. Me permito poner a su disposición, un sermón que recién he tenido la oportunidad de presentar en la congregación. Espero sea útil.





“NO ES DIFICIL PARA JEHOVA”

(1 Samuel 14;6-7)

De la lectura de este pasaje y su contexto, se desprende la siguiente lección para la iglesia:


“Confiemos en el poder de Dios y no en nuestras propias fuerzas, y superaremos los grandes retos que tenemos por delante”.


En esta historia vemos dos tipos de creyentes…


EL CREYENTE DESCONFIADO DEL PODER DE DIOS

  1. Pone (el creyente desconfiado del poder de Dios), su mirada en el tamaño de los retos. Saúl e Israel miran el tamaño del ejército filisteo (13;5,6a). 30,000 carros y 6,000 hombres de a caballo. ¡Enorme ejército, enorme reto delante del pueblo de Dios!
  2. Pone (el creyente desconfiado del poder de Dios), su mirada en sus pocas fuerzas. Saúl contaba solo con 600 hombres (13;15b). Además de sus escasos números, no tenían armas adecuadas (13;19-22). Al parecer, una política de los filisteos para con los pueblos que habían vencido en batallas previas, era capturar a los herreros que podrían equipar de armas aceptables a sus enemigos. Así que el grueso del ejército de Saúl solo contaba con armamento básico, arcos y hondas para lanzar piedras.
  3. Se atemoriza, el creyente desconfiado del poder de Dios, se esconde, deserta y paraliza como resultado de lo anterior. Al poner su mirada en el tamaño del reto que tiene delante y al mirar a sus pocos recursos, los israelitas se esconden y tiemblan. Incluso algunos se pasan al campo enemigo (13;6,7). El que debía dar el paso para avanzar, Saúl el líder del ejército, se paraliza (14;2).
  4. Iglesia: ¿seremos creyentes desconfiados del poder de Dios? Tenemos enfrente un reto grande: salvar y edificar las almas eternas. Salvar y edificar, esa es nuestra misión y reto. Tenemos mucha oposición ante ello, un gran ejército adversario (1 Tesalonicenses 2;2. Filipenses 1;28 ). Tenemos pocos recursos desde el punto de vista humano. ¿Miraremos el tamaño del reto? ¿Miraremos a nuestros pocos recursos? ¿Nos atemorizaremos, esconderemos, desertaremos y paralizaremos por ello?

EL CREYENTE CONFIADO EN EL PODER DE DIOS

  1. Pone su mirada no en el tamaño del reto ni en el de sus pocas fuerzas, sino… ¡en el tamaño de su Dios! (14;6). Este creyente lo encontramos en la persona de Jonatán. Él dice a su escudero al invitarle a pasar al campo enemigo para iniciar el ataque: “No es difícil para Jehová salvar con muchos o con pocos”.
  2. Actúa en base a su confianza en Dios. Jonatán avanza intrépidamente. Este valiente creyente no se limita solo a las palabras, sino que…¡actúa! Avanza demostrando así de manera práctica su fe.
  3. Contagia su confianza a otros. Primero, el creyente confiado en Dios, solo contagia a su paje (14;7), después a Saúl y al ejército (14;20), posteriormente a los desertores que se habían pasado al campo enemigo (14;21) y por último contagia con su fe en Dios hasta a los temerosos (14;22).
  4. Es respaldado por Dios para darle la victoria (14;23). Dios interviene al ver la fe de Jonatán que demuestra al avanzar en el ataque. Hace temblar la tierra y confunde al enemigo ayudando a Jonatán y su escudero a avanzar y vencer.
  5. Iglesia: aprendamos a ser creyentes confiados en el poder de Dios, pues ¡no es difícil para Jehová salvar con pocos o con muchos!Pongamos la mirada en el tamaño de nuestro Dios, y no en el tamaño de la tarea y de nuestras fuerzas. Cuando venga la duda o el temor diga: ¡“No es difícil para Jehová”! Actuemos en fe, sabiendo que Dios confirmará nuestros pasos. Decidamos hablar de Cristo a otros, descubramos nuestros dones y sirvamos en uno de los ministerios de la iglesia. Salvemos y edifiquemos las almas. Contagiemos a otros al actuar así (a los tímidos, a los dudosos, a los que han pensado en alejarse de la iglesia) y Dios nos respaldará y nos dará la victoria. Al principio transmitiremos nuestro entusiasmo quizá solo a uno (como Jonatán a su escudero), luego nuestro célula cobrará ánimos y después… ¡la iglesia entera! Hasta llegar a los desanimados y los que se estaban yendo al lado enemigo. ¡Qué gran victoria nos espera!


Recuerda iglesia: ¡No es difícil para Jehová salvar con pocos o con muchos!

miércoles, 21 de enero de 2009

El más importante propósito de año nuevo



¿Mejorar las calificaciones? ¿bajar de peso? ¿hacer ejercicio? ¿mejorar las relaciones familiares? ¿encontrar pareja, un mejor trabajo, un mejor sueldo? ¿cerrar algún negocio? En definitiva, es muy importante hacer este tipo de planes. Pero, ¿son estos los mejores propósitos para este 2009 que podemos hacer? ¿No estaremos olvidando algo? ¿Algo realmente importante?

Y la vida, ¿qué hay de la vida? ¿Tenemos un propósito para nuestra vida como un todo? ¿Para qué nací? ¿Con qué objetivos estoy yo en esta tierra?

¿Dónde podemos conocer el propósito de nuestras vidas? Al parecer tenemos tres fuentes posibles para ello. ¿Cuál es la más confiable?

¿Qué beneficios podemos encontrar al conocer nuestro propósito en la vida?

El día 6 de Enero tuvimos una pequeña reunión de rosca de Reyes con algunos amigos. La conversación mencionó que por estas fechas de fin e inicio de año, la tasa de suicidios aumenta. Una de las personas en la mesa dijo: "Nunca está uno preparado para morir". Y después añadió: "Pero hay muchas personas que tampoco están preparadas para vivir" y mencionó el reciente suicidio de un joven de poco más de 20 años. Las personas se quitan la vida porque no le encuentran sentido.

Conocer nuestro propósito en la vida, le da sentido a ésta. Cuando no tenemos un propósito para vivir, la existencia nos resulta insoportable. Cuando la vida tiene sentido, se puede soportar todo lo venga. Pero además de este beneficio que obtenemos al conocer nuestro propósito, hay otros dos por lo menos.

Bienvenidos, ponemos a su disposición el programa de radio "En frecuencia con Jesús" transmitido en vivo el pasado Viernes 9 de Enero, en el que consideramos el tema "El más importante propósito de año nuevo", tomando algunas ideas del popular libro "Una Vida con Propósito" de Rick Warren. Opriman en el reproductor a continuación para que escuchen el mp3.




"Creer es también pensar".

Saludos.

lunes, 12 de enero de 2009

¿Qué relación hay entre la ciencia y la Biblia?


Hecho ocurrido en 1892, verdadero y parte de una biografía:

«Un señor de unos 70 años viajaba en el tren, teniendo a su lado un joven universitario que leía su libro de Ciencias. El caballero, a su vez, leía un libro de portada negra. Fue cuando el joven percibió que se trataba de la Biblia.
Sin mucha ceremonia, el muchacho interrumpió la lectura del anciano y le preguntó:
- Señor, ¿usted todavía cree en ese libro lleno de cuentos?
- Si, mas no es un libro de cuentos, es la Palabra de Dios. ¿Estoy equivocado?
- Pero claro que lo está. Creo que el señor debería estudiar Historia Universal. Vería que la Revolución Francesa, ocurrida hace más de 100 años, mostró la miopía de la religión. Solamente personas sin cultura todavía creen que Dios hizo el mundo en 6 días. El señor debería conocer un poco más lo que nuestros científicos dicen de todo eso.
- Y... ¿es eso lo que nuestros científicos dicen sobre la Biblia?
- Bien, como voy a bajar en la próxima estación, no tengo tiempo de explicarle, pero déjeme su tarjeta con su dirección para mandarle material científico por correo con la máxima urgencia.
El anciano entonces, con mucha paciencia, abrió cuidadosamente su bolsillo derecho y le dio su tarjeta al muchacho. Cuando éste leyó lo que allí decía, salió cabizbajo, sintiéndose más pequeño que un insecto. En la tarjeta decía:

Profesor Doctor Louis Pasteur, Director General del Instituto de Investigaciones Científicas, Universidad Nacional de Francia.»


“Un poco de Ciencia nos aparta de Dios. Mucha ciencia, nos acerca a Dios.”
Luis Pasteur

¿Qué es ciencia? ¿Cuál es su objetivo? ¿Cuáles son sus límites? ¿Qué es la Biblia? ¿Cuál es su propósito? ¿Es verdad el mito tan difundido que reza que ciencia y Biblia se contradicen? ¿Sabía usted que los historiadores nos dicen que el Cristianismo y la Biblia tuvieron mucho que ver en la fundación de la ciencia? ¿Sabía que los fundadores de las principales disciplinas científicas, fueron grandes creyentes también? ¿Conocía usted que incluso, científicos de la NASA han llegado a la fé en Cristo a través de la ciencia?

Bienvenidos. Pongo a su disposición el programa de radio "En frecuencia con Jesús" en mp3, en el que tratamos el tema. Opriman en el reproductor a continuación, escuchen y formen su criterio.



También un video breve acerca de este mismo tema, cortesía de Razones para Creer:



"Creer es también pensar".

Saludos.

jueves, 8 de enero de 2009

Las crónicas de Narnia y el evangelio






"Me tienen que imaginar estando solo en el colegio Magdalena [de la universidad de Oxford], noche tras noche, sintiendo, cada vez que mi mente se alejaba por unos segundos de mi trabajo, el lento venir de Él (Dios) a quien yo honestamente había tratado de no conocer. Aquél a quien yo había temido, finalmente me alcanzó. En 1929 me entregué, y admití que Dios era Dios, y me arrodillé y oré; quizá, aquella noche, yo era el convertido más desanimado e indispuesto de toda Inglaterra”.

Estas son palabras de uno que fuera ateo en su adolescencia y juventud, C.S. Lewis, autor de “Las crónicas de Narnia” y muchos libros más. Después de su conversión al cristianismo, dedicó el resto de su vida a escribir acerca de él. Charles Colson, uno de los hombres fuertes del que fuera presidente de los Estados Unidos, Richard Nixon, fue convertido al evangelio por la influencia de uno de sus libros (que es uno de mis favoritos), “Mero Cristianismo”.

Bienvenidos. Me permito presentarles la grabación del programa de radio “En frecuencia con Jesús” en su edición juvenil, transmitido el Viernes 8 de Agosto de 2008, con el título "Las crónicas de Narnia y el evangelio". Opriman el reproductor a continuación para escuchar.



Recuerden: “Creer es también pensar”.

Saludos.

martes, 30 de diciembre de 2008

Confiabilidad del Nuevo Testamento o La exclusividad del Cristianismo (segunda parte)



Este artículo será publicado la tercera semana del mes de Enero de 2009, en la columna "Agua Fresca para el Espíritu" en el semanario "Expediente Público" de la ciudad de Tijuana, B.C.
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En un artículo anterior, "La exclusividad del cristianismo", publicado en la semana del 10 al 16 de Noviembre pasado (y disponible en este blog), demostramos que la idea muy difundida pero infundada de que el cristianismo es la única religión exclusivista e intolerante, es un mito moderno. Probamos que todas las religiones, en mayor o menor grado, son también intolerantes y exclusivistas respecto de las demás. Expusimos también que dos ideas contradictorias entre sí (como dos diferentes religiones, por ejemplo), no pueden ser verdad al mismo tiempo. Por ende, la verdad es exclusivista por naturaleza. Terminamos nuestra intervención mencionando: «...o Jesús es el único camino a Dios o no lo es. Ambas posturas no pueden ser ciertas a la vez. Espero en un próximo artículo demostrar por qué es razonable tomarle la palabra a Jesús.»

Pues bien, mi intención hoy es demostrar, que creer en las palabras de Jesús es razonable. Para tal efecto me permitiré responder a tres preguntas: 1) ¿Se preservaron fielmente las palabras de Jesús? 2) ¿Qué dijo Jesús de sí mismo? 3) ¿Es verdad lo que dijo Jesús de sí mismo? Veamos.

¿SE PRESERVARON FIELMENTE LAS PALABRAS DE JESÚS?

Una de las abismales diferencias entre los registros de las palabras de Jesús y los registros de las palabras de cualquier otro líder religioso, es que las primeras fueron redactadas por testigos oculares de los hechos y en un lapso de tiempo muy corto después de los mismos.

El registro de las supuestas enseñanzas de Zoroastro -"Los Ghatas" del Avesta-, quien se cree vivió en el siglo VII a.C., no fue escrito sino hasta después del siglo III d.C. es decir, alrededor de 800 años después de la vida de su autor. Las enseñanzas y acciones de Buda (siglo VI a.C.), se escribieron también ya en la era cristiana. Más de 500 años después de haber sido pronunciadas y realizadas. ¿Quién nos asegura que son en realidad verídicas? En cambio, los registros de las palabras y hechos de Jesús, fueron redactados en un lapso de 25 a 30 años después de su ministerio terrenal y por personas que lo vieron, escucharon y palparon (Juan 1;14. 2 Pedro 1;16. 1 Juan 1;1, etc.).

Lo que brinda seguridad a nuestra creencia de que en los evangelios tenemos sustancialmente las mismas palabras que Jesús pronunció, es la llamada “prueba bibliográfica”. Esta prueba consiste en considerar el total de copias manuscritas de los evangelios, que pueden ayudarnos a reconstruir los escritos originales. En este sentido, contamos con alrededor de 25,000 copias completas y en partes del Nuevo Testamento (entre manuscritos griegos y versiones o traducciones a diversos idiomas). El número de copias escritas a mano de cualquiera de las obras de Aristóteles no es más de 5. En el caso de "La Guerra de las Galias" de Julio César, es escasamente de 8.

Otro de los aspectos de la prueba bibliográfica, es el lapso de tiempo que hay entre la escritura de la obra original y la copia escrita a mano más antigua que poseemos. En el caso de Aristóteles, quien vivió alrededor de 300 años a.C., el lapso es de 1300 años puesto que la copia manuscrita más antigua que existe en la actualidad, data del siglo XI de nuestra era. ¿Qué posibilidad tenemos de reconstruir el texto original de estos autores, a partir de estas pocas y tardías copias realizadas a mano? En el caso de los evangelios, poseemos fragmentos tan cercanos a los escritos originales con tan solo una diferencia de 30 años. No hay un ejemplo en la literatura antigua que pueda compararse con las biografías de Jesús.

Por otro lado, al someter las historias de los escritores de los evangelios a las mismas pruebas a que se someten los testigos en un tribunal, nos encontramos con que superan todas y cada una de éstas evaluaciones. Las pruebas, entre otras, según los expertos son: carácter, consistencia, corroboración, prejuicio, encubrimiento y testigo en contra.

Los evangelistas poseían autoridad moral, es decir el carácter, como para ser veraces; sus relatos de la vida de Jesús contienen las suficientes variaciones en los detalles, como para asegurarnos que no se pusieron de acuerdo para inventar sus historias. Sin embargo poseen consistencia. Es decir, concuerdan casi exactamente en los asuntos centrales. La arqueología nos proporciona corroboración de los marcos cultural y geográfico que son descritos por los evangelios, al haber descubierto inscripciones, recintos, personajes y lugares detallados en dichos relatos. Los escritores sagrados tenían absolutamente nada que ganar al mostrar a Jesús como Dios encarnado y Salvador del mundo. En cambio, tenían todo que perder al hacer tales afirmaciones en una cultura tan estrictamente monoteísta como lo era la judía. Por tanto, no tenían prejuicios para engañar. No había ganancia en ello. Lo único que obtuvieron por sus enseñanzas fueron azotes, cárcel, tortura y por fin, la muerte. Al confesarse envidiosos, conflictivos, faltos de fe en los relatos que ellos mismos redactaron, nos comunican la idea que no encubrían información valiosa a pesar de que ellos quedaran mal parados en su propia reputación. Los testigos adversos que escucharon y leyeron la enseñanza de los apóstoles, hubiesen pronto refutado las historias narradas en caso de que hubieran sido exageraciones o inexactitudes. Sin embargo, no hay absolutamente ejemplo alguno que trate de rebatir lo que ellos predicaron. Por tanto, podemos concluir que en los evangelios contamos con la enseñanza sustancialmente completa de Jesús. Sus palabras fueron preservadas con un alto grado de exactitud. No se puede decir esto de las palabras de ningún otro líder religioso, puesto que sus registros no rebasan las pruebas superadas por los evangelios.

¿QUÉ DIJO JESÚS DE SÍ MISMO?

Si bien es cierto que Jesús, sobre todo en la primera etapa de su ministerio, no se dio a conocer como el Mesías y Dios encarnado a quienes lo escuchaban Él, en buena medida, sugirió que lo era. Es entendible esta forma sutil de darse a conocer puesto que si hubiese sido más claro al respecto, no habría durado tanto tiempo con vida y por tanto no hubiese podido preparar a sus inmediatos seguidores.

En los registros evangélicos encontramos afirmaciones de Jesús que lo identifican como Dios: se iguala a Dios (Juan 10;33); se nombra Señor (Juan 13;13); se erige como juez de vivos y muertos, y recibe la misma honra que Dios (Juan 5;22-23). También perdona pecados, da vida y recibe adoración que sólo Dios podía recibir (Marcos 2;7. Juan 5;21 y Juan 20;28). Además, Jesús se nombra poseedor de los atributos que sólo la divinidad posee. Omnisciencia (Juan 21;17), omnipresencia (Mateo 28;20) y omnipotencia (Mateo 28;18). En forma muy resumida, son éstas las atribuciones que Jesús se apropia.

Jesús dijo de sí mismo que era el medio exclusivo de Salvación y único Dios verdadero, el Salvador del mundo, y sostuvo que la condición eterna de los hombres (la suya, gentil lector y la mía), depende de la aceptación o rechazo de su persona y sacrificio.

¿ES VERDAD LO QUE DIJO JESÚS DE SÍ MISMO?

Hemos demostrado que sustancialmente contamos con las enseñanzas de Jesús en un alto nivel de exactitud y también, que Jesús se iguala a Dios. Pero, al enseñar esto, ¿Jesús hablaba con la verdad?

Solo existen dos respuestas alternativas a la anterior interrogante (y sus respectivas derivaciones), un dilema. O las afirmaciones de Jesús eran verdaderas, o bien eran falsas. Si eran falsas, Jesús lo sabía o no lo sabía. Si lo sabía, no solo era un maestro mentiroso, sino que también era hipócrita (por enseñar a vivir a otros en la verdad sin hacerlo él mismo). Además su maldad era extrema, ya que dijo a los hombres que su condición eterna dependía de su fe en Él. Pero también fue un necio, ya que murió por afirmar que era Dios sin serlo.

Ahora, si sus afirmaciones eran falsas y Jesús no lo sabía, estaba sinceramente engañado en cuanto a su identidad y lo único que podemos asumir es que era un demente. Creo que ninguna de estas alternativas –mentiroso o demente- se ajusta a lo que sabemos de Jesús. Él no solo enseñó, sino que también vivió en el más alto nivel de moralidad, y su carácter y palabras nos dicen que era una persona mentalmente sana (compare el “Sermón del Monte” con lo mejor de los consejos psicológicos).

Convencido estoy que la única alternativa lógica a este dilema, es que lo que dijo Jesús acerca de su identidad es verdadero. Él es Dios, Salvador, Señor y Rey y reclama para sí nuestro arrepentimiento, fe y lealtad. Se presentará al final de los tiempos también como Juez. Es pues razonable tomarle la palabra a Jesús. ¿Querrás tu hacerlo?



Recuerden: Creer es también pensar.