lunes, 2 de marzo de 2009

¿Es esa una razón para ser ateo?




Hace algunos días, escuché en la radio una entrevista con Eduardo del Río “Rius”. Se trata del famoso escritor cuyos libros nos han hecho pensar y reír a través de los años. Me dispuse a escuchar con atención sus comentarios. Rius dijo: “Soy ateo. Me declaro ateo”, Continuó: “Cuando era pequeño, estuve nueve años internado en una comunidad religiosa. Sorprendentemente nos prohibían leer la Biblia. Cuando salí de ahí, pude por fin leer una. Me dije: ¡Ah caray! ¡Tenían razón!, La Biblia está llena de violencia, relaciones inmorales, guerras, etc.”

Los que hemos leído su libro “Manual del perfecto ateo”, conocemos esa y otras “evidencias” antirreligiosas. Pero, ¿son válidas para abrazar el ateísmo? Veamos.
Si usted abre el periódico de hoy, encontrará un sinnúmero de descripciones de violencia, robo, guerras, secuestros y muerte. ¿Hemos de rechazar al periódico como digno de crédito, por el hecho de retratar nuestra situación? Es obvio que lo que el rotativo hace, es una descripción de nuestra sociedad. De ninguna manera creemos que está recomendando ese tipo de conducta.

Es del todo necesario distinguir entre lo que la Biblia describe, y lo que la Biblia prescribe (ordena). Atención. La Escritura describe la condición de la humanidad, mas no la aprueba. Si algo recomiendan de manera enfática las escrituras judeo-cristianas, es una moral más elevada que la practicada en las culturas contemporáneas (Levítico 18;3). Por el contrario. Para mí, el hecho de que la Biblia describa la condición pecaminosa, inclusive de los “mejores” hombres de Dios, es prueba de su veracidad y de qué tan profundamente necesitados estamos de perdón, redención y transformación por parte de nuestro Creador (Salmo 51). Y esto, a través de Jesucristo. Es claro en La Escritura el hecho de que “todos hemos pecado” y “estamos lejos de la Gloria de Dios.” (Romanos 3;10 y 23).
Por otro lado consideremos cuáles han sido los frutos de la filosofía atea. El siglo XX, no necesitamos ir más lejos en la historia, es el que ha visto las mayores atrocidades jamás cometidas en nombre del ateísmo. Consideremos las “limpias” que hicieron Stalin y Mao. Por lo general se está de acuerdo en que el número de personas que ordenaron matar, fue de 110 millones en purgas, hambrunas y campos de concentración, en el esfuerzo de colectivización y su fracaso. En el intento más sistemático de la historia, por erradicar y destruir el cristianismo y la religión, en el cual naufragaron. La toma del poder por los comunistas en Camboya, resultó en la muerte de 2 a 3 millones de personas inocentes. No estoy diciendo que todos los que profesan el ateísmo se comportan de la misma manera. Estoy tratando de visualizar las consecuencias que a lo largo del último período de nuestra historia ha tenido la filosofía atea y su imposición.

No ignoro, ni niego tampoco, los errores de la “iglesia” como la inquisición, la caza de brujas, las cruzadas, etc. Y entrecomillo la palabra porque necesario es distinguir entre la “iglesia institucional” y La Iglesia Cristiana (a la que debemos el inicio de la ciencia moderna, la alfabetización de las masas, el establecimiento de hospitales y universidades, el capitalismo y la libre empresa, la exaltación de la mujer, una alta consideración de la vida humana, la civilización de muchas culturas bárbaras y primitivas, entre otras muchas cosas).
Todos hemos leído alguna vez cómo delincuentes disfrazados de policías han realizado atracos, violaciones y asesinatos. Lo mismo sucede hoy día con aquellos que se dicen cristianos y no son otra cosa que “lobos con vestido de oveja”. Los verdaderos cristianos, aquellos que viven de acuerdo al modelo neotestamentario, observan una conducta muy distinta y mucho mas cercana al Espíritu de Cristo (“bendice al que te maldice y ora por el que te persigue”).

Ahora bien, ¿de dónde sacan los ateos como Rius ese sentido de lo “incorrecto”, “injusto” e “inmoral”? ¿Cómo adquirieron esa idea de lo “justo” y de lo “injusto”? Un hombre no dice que una línea está torcida a menos que tenga una idea de lo que es una línea recta. Un hombre se siente mojado cuando cae al agua porque no es un ser acuático. Un pez no se sentiría mojado. Personas ateas como Rius, se sienten incómodas con el mal. ¿Por qué? El ateo percibe “lo malo” porque conoce “lo bueno”. Y ese sentido de “lo bueno” no puede provenir de la materia (que es el origen de todo cuanto existe, según la filosofía atea. A propósito, ¿de dónde viene la materia?). Ese sentido de “lo bueno” es puesto en su corazón por el legislador moral. Dios, su creador (Romanos 2;14-15). Después de considerar lo anterior, ¿le parecen aquellas, razones suficientes para ser ateo?



Recuerden: "Creer es también pensar"

Saludos.