Continúan los disturbios generados por la película «La inocencia de los musulmanes», el polémico filme que denigra a Mahoma ante los ojos de sus seguidores presentándole como un vocero falso de la deidad, un personaje inmoral y que aprueba el abuso sexual infantil.
La reacción de los seguidores del profeta del Islam -que incluye entre otras, la muerte del embajador estadounidense en Bengasi, el pasado 11 del presente- nos parece a los occidentales una exageración. Desde el punto de vista cristiano, como lo es quien esto escribe, el creyente «debe estar dispuesto a morir por su fe, pero nunca a matar por su fe». Pero acaso los acontecimientos de estos días representen una oportunidad para informarnos, por lo menos someramente, acerca de la fe que sostienen los creyentes en Alá.
Quizá una pálida y breve comprensión de algunas enseñanzas musulmanas, nos lleve a entender algo sobre este credo que ha hecho temblar al mundo occidental anteriormente (recordemos el 11/9) y que hoy por hoy, no deja de preocuparlo.
Veamos pues a continuación la relación que guarda el Corán -el libro sagrado del Islam- con la Biblia, la mujer, la guerra y Jesús.
Al final del presente post pongo a disposición de ustedes un archivo en audio mp3 de la entrevista que se hiciera recientemente a César Vidal, historiador, teólogo, filósofo y abogado español, con motivo de su reciente libro Mahoma el guía. Obra que esperamos con impaciencia por acá en México.
EL CORAN Y LA BIBLIA
Los expertos que han estudiado el Corán teniendo como marco de referencia a la Biblia, están de acuerdo en que aquél toma prestado de esta. Y esto es obvio si tomamos en cuenta la línea del tiempo. Esto es, la Biblia fue escrita siglos antes de que el Corán lo fuera. El Corán tomó prestados por lo menos los nombres de 25 profetas que son descritos en la Biblia. En muchos de los casos, el Corán no acierta a describir con exactitud las historias bíblicas. En otros casos, sencillamente las tergiversa o bien abunda en anacronismos (errores con respecto a ubicar a las personas en el tiempo correcto).
Hay un par de casos, entre muchos que pudiéramos mencionar, que llaman la atención. Se trata de la confusión que se hace de María, la madre de Jesús, con otra María bíblica, y por otro lado la descripción de la crucifixión en tiempos de Moisés, claros anacronismos del Corán.
Nota: cuando opriman la liga que les proporciono al Corán On Line, pulsen del lado izquierdo la palabra "castellano", para leer las citas.
El primero caso lo leemos en Sura 19, donde se describe la vida de María y el alumbramiento de Jesús. Especialmente identificamos el error en el verso 28. En éste se identifica a María la virgen (Mateo 1.16), con María la hermana de Aarón y Moisés en el libro de Exodo 15.20. ¡Nada menos que un error de alrededor de 1300 a 1500 años!
El segundo caso lo encontramos en Sura 7 de los versos 121 al 124. La vida de Moisés y el evento del éxodo se ubican históricamente alrededor del siglo XIV a.C. Los historiadores nos dicen que la crucifixión, el método de tortura y muerte que se aplicó a Jesús, fue ideada por los persas en el s. VI a.C. (posteriormente muy utilizada por los romanos). El Corán comete un error de aproximadamente ocho siglos.
EL CORAN Y LA MUJER
En Sura 4.34 se lee:
Los hombres tienen autoridad sobre las mujeres en virtud de las cualidades que Alá ha dado a unos más que a otros y de los bienes que gastan. Las mujeres virtuosas son sumisas y cuidan, en ausencia de sus maridos, de lo que Alá manda que cuiden. ¡Amonestad a aquéllas de quienes temáis que se rebelen, dejadlas solas en el lecho, pegadles! Si os obedecen, no os metáis más con ellas. Alá es excelso, grande.
En Kabul Afganistán, encontramos a los talibanes, un grupo musulmán extremista. Su misión consiste en establecer un estado islámico puro. Si se logra a sangre y fuego, no importa. En ese país, los niños no pueden volar sus cometas ya que distraen de los rezos; los calcetines blancos son considerados eróticos y a las mujeres se les prohíbe salir a la calle para estudiar o trabajar. Sólo en casos extremos puede verse a una mujer en la calle (siempre y cuando vista un Burka, vestimenta que le cubre de la cabeza a los pies), como por ejemplo para ir a un hospital, en el cual será atendida únicamente por mujeres médicos. Si no se viste el Burka, se le azota públicamente.
¡Cuán diferente el cristianismo que restituyó a la mujer su dignidad! El Nuevo Testamento muestra claramente la elevada posición de la mujer. Jesús tuvo siempre gran respeto hacia las mujeres: Marta y María lo hospedaron en su hogar; sanó a María Magdalena; Juana y Susana lo ayudaron con sus bienes. Perdonó y salvó a la adúltera. Hubo un grupo de mujeres que le servían y que le acompañaron hasta el mismo Calvario, y después al sepulcro. Dispuestas a embalsamarlo, se dirigieron antes que nadie a la tumba el día de Resurrección. El Señor resucitado se apareció ante ellas primero, y tuvieron el honor de ser las primeras en anunciar su victoria sobre la muerte. El apóstol Pablo manda a los maridos amar y cuidar a sus esposas de manera sacrificial, poniendo a Cristo por ejemplo (Efesios 5.25-28) y menciona a muchas mujeres que habían sido sus colaboradoras en la obra de Dios, y que le habían sido de ayuda en sus propias labores (Filipenses 4.1-3). Se enseña claramente que, por lo que respecta a la salvación y a su posición en Cristo, «no hay varón ni mujer» (Gálatas 3.28) y que en la nueva vida más allá de la muerte, esta distinción desaparecerá totalmente.
EL CORAN Y LA GUERRA
Es verdad, Yihad significa «esfuerzo», y no necesariamente incluye la violencia o la guerra, aunque muchas de las veces sí lo hace. Considere el siguiente pasaje del Corán en Sura 9.38 en adelante:
¡Creyentes! ¿Qué os pasa? ¿Por qué, cuando se os dice: «¡Id a la guerra por la causa de Alá!», permanecéis clavados en tierra? ¿Preferís la vida de acá a la otra? Y ¿qué es el breve disfrute de la vida de acá comparado con la otra, sino bien poco...? Si no vais a la guerra, os infligirá un doloroso castigo... ¡Id a la guerra, tanto si os es fácil como si os es difícil! ¡Luchad por Alá con vuestra hacienda y vuestras personas!
Y en Sura 9.5 leemos:
Cuando hayan transcurrido los meses sagrados, matad a los infieles dondequiera que les encontréis. ¡Capturadles! ¡Sitiadles! ¡Tendedles emboscadas por todas partes! Pero si se arrepienten, hacen la azalá y dan el azaque, entonces ¡dejadles en paz! Alá es indulgente, misericordioso.
Algunas versiones traducen «idólatras» o «asociadores» por «infieles» para quitarle la fuerza del significado, el cual es: todos los que no sean musulmanes.
Escuchemos a Jesús: «Pero ahora yo les digo que amen a sus enemigos y pidan en sus oraciones por los que los persiguen». (Mateo 5.44)
EL CORAN Y JESUS
El Corán prohíbe a los musulmanes tener amigos que no lo sean, los cuales son llamados «infieles» en dicho libro (Sura 5.55-57). Muchos que profesan el islam no hacen caso de este mandamiento y gracias a ello han podido conocer y aceptar el evangelio de Jesús, que nos invita a amar incluso a nuestros enemigos. Jesús era criticado por sus contemporáneos por ser «amigo de pecadores». Compare ambos puntos de vista a continuación:
Sólo es vuestro amigo Alá, Su Enviado y los creyentes, que hacen la azalá, dan el azaque y se inclinan. Quien tome como amigo a Alá, a Su Enviado y a los creyentes... Los partidarios de Alá serán los que venzan.
¡Creyentes! No toméis como amigos a quienes, habiendo recibido la Escritura antes que vosotros, toman vuestra religión a burla y a juego, ni tampoco a los infieles. ¡Y temed a Alá, si es que sois creyentes!
Nuevo Testamento:
y los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: Este a los pecadores recibe, y con ellos come. (Lucas 15.2)
El Hijo del hombre llegó y él come y bebe vino como los demás, pero ustedes dicen: 'Miren, es comilón, borracho y amigo de los cobradores de impuestos y de los pecadores'. (Lucas 7.34)
Además de las diferencias entre la ideología del Islam y la de Jesús que he descrito brevemente antes, hay cuestiones más importantes que mencionar. El Corán, si bien considera a Jesús un gran profeta enviado por Dios, niega su divinidad, su crucifixión y también su resurrección. Todas estas cuestiones son pilares fundamentales de la fe cristiana. La divinidad, crucifixión y resurrección de Jesús (necesarias todas para obtener el perdón de nuestros pecados) son, precisamente, el tema central del cristianismo. Sin ellos no hay tal. Veamos Sura 4.171 (en algunas versiones es el 169):
¡Gente de la Escritura! ¡No exageréis en vuestra religión! ¡No digáis de Alá sino la verdad: que el Ungido, Jesús, hijo de María, es solamente el enviado de Alá y Su Palabra, que Él ha comunicado a María, y un espíritu que procede de Él! ¡Creed, pues, en Alá y en Sus enviados! ¡No digáis ‘Tres'! ¡Basta ya, será mejor para vosotros! Alá es sólo un Dios Uno. ¡Gloria a Él! ¿Cómo tendría un hijo?.. Suyo es lo que está en los cielos y en la tierra... ¡Alá basta como protector!
Sura 4.156-158:
y por haber dicho: «Hemos dado muerte al Ungido, Jesús, hijo de María, el enviado de Alá», siendo así que no le mataron ni le crucificaron, sino que les pareció así. Los que discrepan acerca de él, dudan. No tienen conocimiento de él, no siguen más que conjeturas. Pero, ciertamente no le mataron, sino que Alá lo elevó a Sí. Alá es poderoso, sabio.
Como hemos demostrado en otros artículos, Jesús es un personaje histórico. El perfil que describe de él el Nuevo Testamento se ajusta al perfil definido por fuentes fuera del cristianismo (paganas y antagónicas a éste), lo cual le da credibilidad (oprima aquí). Consideramos que hay evidencia suficiente para demostrar su crucifixión, muerte y resurrección (oprima aquí), así como también su divinidad (oprima aquí). Él es el Salvador del mundo, nuestro Salvador, su Salvador.
Los cristianos consideramos que hay fuerte evidencia para tomar a la Biblia como la palabra de Dios (oprima aquí). Los musulmanes consideran el Corán como la palabra de Dios. Ambos se contradicen en cuestiones básicas como las descritas anteriormente -entre muchas otras-. Creo que hay fundamentos sólidos para estar convencidos de lo primero, es decir, que la Biblia es la palabra de Dios.
Para conocer, desde un punto de vista historiográfico estricto, quién fue Mahoma y cuál su credo opriman el reproductor a continuación:
Recuerden: CREER ES TAMBIÉN PENSAR