La película «El despertar de la fuerza» ya es, al momento, considerada el estreno más exitoso de la historia. En sólo su primer fin de semana, generó ingresos equivalentes a la venta de 660,000 teléfonos IPhone.
Es bien sabido que la serie Star Wars contiene variados elementos religiosos (sin dejar de lado los políticos y de otra clase). Encontramos, por ejemplo, el Taoísmo en el «equilibrio de La Fuerza» y la filosofía de los caballeros Jedi, en la vida de los monjes Shaolin y su control de la fuerza Chi. No falta -desde luego- el Panteísmo (difusamente combinado con una suerte de Dualismo), implícito aquél en el concepto mismo de «La fuerza». No es exagerado decir que las películas tienen una fuerte influencia religiosa en la cultura de hoy, ya que encontramos una religión llamada Jediísmo que se fundó sobre la obra de George Lucas.
El panteísmo, del que trataremos en esta ocasión, puede ser descrito de manera tan sencilla como la creencia en que Dios es todo y todo es Dios. La palabra está compuesta del término griego pan, que significa todo, y theos, que significa Dios; así se forma una frase que afirma: todo es Dios. El panteísmo es la creencia de que el mundo y Dios son lo mismo. Cada criatura (incluido el hombre) es un aspecto o una manifestación de Dios, que es concebido como un actor divino. Uno que representa a la vez los múltiples papeles de humanos, animales, plantas, estrellas y fuerzas de la naturaleza.
Maharishi Mahesh Yogi dijo: «Estén quietos y conocerán que son Dios». Terry Cole-Whittaker, antes evangelista cristiana, dijo: «Usted es Dios, yo soy Dios. Todos somos Dios». Esta creencia de que el hombre es dios, está muy en boga a través de los movimientos de desarrollo del potencial humano. Pero esto no es otra cosa que la antigua creencia hinduista.
Hagamos a un lado la parálisis del análisis y... ¿por qué no pensar un poco en esta creencia tan de moda y difundida (por Hollywood también), para ver si pasa un mínimo examen lógico y práctico?
GENERA CONFUSIÓN MORAL
Si todo es dios, como enseña el panteísmo, entonces el bien es dios, pero el mal también es dios. No hay diferencia entre uno y otro. Dios es bueno, pero también dios es malo. Tampoco hay distinción entre la crueldad y la bondad. ¿Quiere esto decir que lo que hicieron Hitler y la madre Teresa de Calcuta tienen el mismo valor moral?, ¿que verdad y mentira son lo mismo, es decir, dios?
El ya difunto Francis Schaeffer cuenta esta experiencia con un panteísta:
Un día, en Cambridge, hablaba a un grupo de personas en la habitación de un estudiante. Entre los que me escuchaban estaba un joven indio (de India) de religión hindú (panteísta: todo es dios). Empezó a decir cosas muy fuertes contra el cristianismo, pero sin entender los problemas de su propia creencia. Fue así que le dije: -¿Estoy en lo cierto al decir que, basado en su creencia, la crueldad y la bondad son iguales pues no hay diferencia intrínseca en ellas?-. El indio asintió. Entonces el estudiante en cuya habitación nos reuníamos, entendiendo claramente las consecuencias de lo que el panteísta acababa de reconocer, tomó el recipiente con agua hirviendo con la que iba a preparar el té y se paró con el recipiente en su mano poniéndolo encima de la cabeza del indio. Este lo miró y le preguntó qué iba a hacer, a lo que el anfitrión le dijo con fría pero amable decisión: -No hay diferencia entre la crueldad y la bondad-. Enseguida el indio se levantó y se fue.Amable lector no tengo que preguntarle qué observa usted día a día en los noticiarios: secuestro, crimen, robo, estafa, violencia, muerte. Eso es dios también según los panteístas. El bien y el mal son dios. ¿Está usted de acuerdo en esto?
Dios, de acuerdo a la concepción cristiana, ha puesto sus leyes en el corazón de los hombres para que hagan una clara distinción entre lo que es bueno (se adapta a la voluntad de Dios) y lo que es malo (lo que se aleja de la voluntad de Dios. Isaías 5.20).
DENIGRA AL HOMBRE
El panteísmo enseña: «Debes darte cuenta que tu también eres dios. Hasta hoy lo has ignorado, pero debes darte cuenta de ello y entonces desarrollarás todo el potencial que llevas dentro de ti».
En virtud de lo anterior no puedo evitar preguntarme: ¿qué clase de dios es aquél que no sabe que es dios? ¿Es el hombre pues, un dios ignorante? Por otro lado si las piedras, los árboles, los ríos y también los insectos son dios al igual que los hombres, ¿en dónde queda lo especial de ser divino, si todo lo es? ¿Es acaso un elogio para usted decirle que es dios, si una piedra o un insecto también lo son? Mahavira, fundador del Jainismo, contemporáneo de Buda y maestro del panteísmo hindú, llegó al grado de no bañarse y dejar crecer una colonia de piojos en su cuerpo, pues no debía matarlos ya que… ¡eran también dios!
El cristianismo confiere al hombre un carácter único ya que lo considera como una creatura especial de Dios distinta a los animales. Lo contempla como la corona de la creación (Salmos 8.4-9).
CONTRADICE LA CIENCIA
Como hemos dicho antes, el panteísmo considera que dios es el universo, el universo es dios. Todo es dios, incluido también el hombre («Yo Soy Dios también», dice). Sin embargo, desde la década de los treinta del siglo pasado, y derivado de estudios y experimentos de Albert Einstein, Edwin Hubble, Arno Penzias y Robert Wilson, se sabe que el universo no es eterno (teoría del Big Bang), sino que tiene un comienzo. Y de esto se desprende que tuvo un principiador distinto de él mismo (trascendente). Lo que los cristianos llamamos Dios.
El razonamiento que demuestra la creación del universo (energía, materia, espacio y tiempo) por un ente distinto de éste (Dios) y que desmorona la creencia panteísta es el siguiente:
- Todo lo que tuvo un principio fue causado por un ente distinto a ello.
- El universo tuvo un principio.
- Por lo tanto, el universo fue causado por un ente distinto a él.
Decimos que esto destruye por completo el Panteísmo ya que de la observación científica se deduce que no todo es Dios. Dios está más allá del universo, fuera de él, lo trasciende. Además, de la observación del cosmos también se desprende que aquello que le dio origen (Dios), no solo existe y es trascendente, sino que es poderoso (energía), inteligente (leyes de la física), ordenado (leyes de la astronomía), tiene personalidad (los seres humanos, producto del Creador, la tenemos) y es moral (leyes morales en nosotros). Por lo anterior entendemos que el panteísmo no puede ser cierto ya que contradice lo que la ciencia nos enseña.
El cristianismo coincide con los descubrimientos de la cosmología (Génesis 1.1) y considera a Dios como trascendente, además de que enseña que de la observación del cosmos, se deducen algunas cualidades de Dios (Romanos 1.20).
IMPIDE LA CIENCIA
El panteísmo no solo contradice, sino que impide la ciencia. Sin entrar en detalles hemos de decir que la ciencia no pudo darse en una cultura como la de India la cual tiene por credo el panteísmo.
La historia nos enseña que la ciencia se originó en la Europa cristiana de los siglos XVI-XVII (oprima aquí para ver El legado del cristianismo en la cultura occidental, a partir de la página 118). En las culturas animistas como la africana (por citar un ejemplo de cómo una creencia determina la actitud ante la naturaleza), se creía que toda la naturaleza estaba infestada de espíritus: las rocas, los ríos, los árboles, la tierra. Por tanto, la naturaleza no debía manipularse ya que los espíritus podrían molestarse al ser perturbados. En una cultura panteísta como el hinduismo, se pretendía pagar el Karma de las vidas pasadas y agradar a los miles de dioses por medio de la devoción (a diversas divinidades que representaban distintos aspectos de la naturaleza), el conocimiento o los rituales. No había, por supuesto, interés en el estudio, conocimiento y uso de las leyes del cosmos, sino más bien impulsos de adoración hacia ellos. La naturaleza era adorada. En otra de las versiones del hinduísmo, la naturaleza era ignorada ya que era una mera ilusión (Maya).
La historia nos enseña que la ciencia se originó en la Europa cristiana de los siglos XVI-XVII (oprima aquí para ver El legado del cristianismo en la cultura occidental, a partir de la página 118). En las culturas animistas como la africana (por citar un ejemplo de cómo una creencia determina la actitud ante la naturaleza), se creía que toda la naturaleza estaba infestada de espíritus: las rocas, los ríos, los árboles, la tierra. Por tanto, la naturaleza no debía manipularse ya que los espíritus podrían molestarse al ser perturbados. En una cultura panteísta como el hinduismo, se pretendía pagar el Karma de las vidas pasadas y agradar a los miles de dioses por medio de la devoción (a diversas divinidades que representaban distintos aspectos de la naturaleza), el conocimiento o los rituales. No había, por supuesto, interés en el estudio, conocimiento y uso de las leyes del cosmos, sino más bien impulsos de adoración hacia ellos. La naturaleza era adorada. En otra de las versiones del hinduísmo, la naturaleza era ignorada ya que era una mera ilusión (Maya).
Pero para el cristianismo la naturaleza no debía ser adorada, sino entendida y usada para provecho del ser humano (Génesis 1.27-28). Esta comprensión y uso respetuoso de los recursos de la naturaleza, que forman parte de la creencia cristiana, es lo que originó precisamente el nacimiento de la ciencia (oprima aquí para ver ¿Y qué si Jesús no hubiera nacido? a partir de la página 130 en adelante). El panteísmo nos pide que adoremos a la naturaleza (hoy día el culto a «La madre tierra, Gaia», por ejemplo). La ciencia nos pide trabajar con la naturaleza.
RESUMEN
Así pues, el panteísmo genera confusión moral, denigra al hombre, contradice la ciencia e inhibe el desarrollo de ésta. Por ello me sorprende sobremanera que hoy día, personas inteligentes que se precian de practicar el cristianismo crean también en el panteísmo mientras repiten el credo niceno: «Creo en un solo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible...». La creencia panteísta en nuestra comunidad es una moda (tipo «La fuerza»), más que una práctica resultado de la reflexión. Es una ocurrencia sensiblera que trata de adoptar las corrientes de pensamiento oriental que han invadido occidente desde la década de los 60's del siglo pasado, pero sin aplicarles el menor análisis reflexivo. Me atrevo a decir, con el mayor de los respetos, que el panteísta moderno no lleva su creencia hasta sus últimas consecuencias lógicas. Tampoco vive acorde con su credo, ya que cuando encuentra insectos (¿dios?) en su domicilio llama a la compañía de fumigaciones; hace uso de los aviones, los celulares, el televisor (productos de la ciencia, que usa la naturaleza, no la adora) y se indigna cuando se entera de los males morales en nuestra sociedad (¿dios también?) tratando de mejorarla (¿mejorar a dios?). En una palabra, toman solo parte de la fe panteísta y dicen creerla convencidos de ella. Sin embargo esto es tener un Dios «a la carta».
Para desarrollar todo el potencial que los seres humanos tenemos -que nadie niega- y que es producto de que somos seres creados a imagen y semejanza de Dios (aunque caídos pero con la posibilidad de ser redimidos y restaurados por el sacrificio de Cristo), lo que tenemos que hacer es no desperdiciar dicho potencial invirtiéndolo en vivir lejos de la voluntad de nuestro Creador (pecado). Cuando venimos a Dios con sencillez y humildad reconociendo, no que somos dios, sino que somos criaturas con errores, fallos y pecados; le pedimos que nos limpie con la preciosa sangre que Él mismo derramó en la cruz al haberse humanado (Romanos 5.8), es cuando somos transformados en nuevas criaturas (2 Corintios 5.17) y con su guía desarrollamos todo el potencial que llevamos en nosotros a partir de ahí. Es entonces y solo entonces, cuando crecemos más y más a imagen de Jesús, quien es Dios hecho hombre (Romanos 8.29 y Efesios 4.13).
Enrique.
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